martes, 23 de junio de 2020

A los fantasmas buenos.

Dejadme vivir mi vida.

Dejadme.

Ser.

Dejadme hacer mis cosas.

Dejadme.

Sanar.

Dejadme ya.


MICRO SILENCIO.


Mejor acéptanos.

(a los fantasmas buenos).






viernes, 12 de junio de 2020

Igual que yo, tú...

Igual que yo, tú... 

Igual que yo sufro por hacer un papel cuando estás tú,  sé que tú lo sufres...
Igual que yo experimento el miedo a quedarme solo, sé que tú lo experimentas...
Igual que mi cuerpo últimamente sufre en tu presencia, sé que el tuyo sufre...
Igual que yo me ahogo por mantener las formas y maneras que te gustan... sé que tú te ahogas...
Igual que yo sufro por cuidar las palabras que se acaban volviendo cuchillos... sé que tú sufres...

E igualmente...

Igual que yo me ilusiono por tus sueños, sé que tú te ilusionas por los míos...
Igual que yo lucho porque cumplas tus metas, sé que tú luchas por que yo cumpla las mías...
Igual que yo me alegro por tus éxitos, sé que tú te alegras por los míos...
Igual que yo me contagio de tu creatividad, sé que tú te contagias de la mía...
Igual que yo sueño con que te transformes, sé que tú sueñas con que yo me transforme...
Igual que yo aprendo a olvidar y perdonarme, sé que tú aprendes a olvidar y perdonarte...
Igual que yo logro respetar tu espacio, sé que tú logras respetar el mío...
igual que yo necesito el abrazo más fuerte, sé que tú también lo necesitas...

lunes, 17 de julio de 2017

NO ESTOY DISPUESTO

NO ESTOY DISPUESTO
No estoy dispuesto a armarme en la coraza que tú te armaste
Seré una Écuba de sangre,
un Ulises de madera y arroyo,
un bosque de aves
avêc toi liberté


porque el género es una falacia

¿o no veis,
que es él quien se llevó
a lo que más quería
cuando la obligasteis a ser mujer?
Y lo era todo.

Dejaré que mi llanto llano salga
Y salga,
y salga;
salado de algas

y saldrá siempre mi tristeza
con él
y mis gritos, y mi rabia
y mi desesperación.

No estoy dispuesto a armarme con tu coraza
que lleva al olvido
al olvido de verdad
rompo lo que me une a una raíz absurda
cogeré de nuevo una bicicleta por Europa
caminaré conmigo como sin nada
con mis amigos
o sin nadie
como dijo Paco
yo solo quiero caminar
y así encontraré mi equilibrio
estoy en ello
ya he visto cascos.

https://www.youtube.com/watch?v=eEvUDETnAVM

miércoles, 5 de julio de 2017

"Beautus Ille"

Breve presentación sobre el tópico literario "Beautus Ille", que elegí para realizar una tarea de la asignatura Fundamentos de la Lengua y la Literatura II, hace justo un par de semanas. Con un corto repaso a los autores que lo han abordado en la historia de la Literatura, y la referencia al artista contemporáneo Muerdo y su canción Lejos de la ciudad, del álbum Viento Sur, espero que os guste.


domingo, 18 de diciembre de 2016

Actos de prostitución y actos de libertad

Me he prostituido en diversas ocasiones. Cuando me he puesto el disfraz de camarero en un hotel de Londres, o el de yougurtero en Sevilla, para quitarme el de actor y poeta. Cuando me he matriculado en estudios que no deseaba, solo por anhelar una ficticia seguridad y no los he dejado para quienes los deseaban más. Cuando he dado un abrazo sin sentido. Cuando he metido en mi cama a alguien por inercia o miedo a la soledad. Cuando no he expresado lo que verdaderamente sentía. Me estoy prostituyendo ahora mismo porque alguna vez me dije que no era necesario confesarse, y aquí estoy de nuevo. Aunque todo tiene sus matices...

Y ese arrojo hacia la prostitución viene, supongo, de la culpa. La culpa lleva a la culpa que te hace prostituirte. Nos da miedo mirarla de frente y decirle: "oye, que nada de lo que he hecho es completa responsabilidad mía". Hacerle ver que había una parte de inseguridad en mis "malas" decisiones con la que no me identifico, y por eso hice lo que hice.

Pero (ahí va un pero positivo) no me he prostituido cuando he dicho lo que sentía. Cuando he dejado pasar lo que no quería para mí. Cuando he cogido lo que sí. Cuando he inhalado el aroma de una flor. Cuando he escuchado una canción que deseaba. Cuando he intentado cantarla. Cuando me he dejado llevar por la intuición para aparecer en una plaza escuchando a un músico tocar el Hang. Cuando he abrazado a quien lo necesitaba. Cuando me he dejado abrazar. Cuando me he dejado llorar. Cuando no he pretendido controlar mis emociones "negativas" y he dejado que se expresasen, que hablasen a otros.

Así, puedo relatar mi vida desde un actor-personaje que encarna la prostitución a otro que hace lo mismo. Pero también desde el actor-personaje que encarna la libertad a otro que así mismo hace. También podría relatarla entrelazando ambos actores.

(Por cierto, un error en el devenir del tecleteo me acaba de recordar que acto y actor están muy cerca. El acto de la prostitución. El acto de la libertad).

Con el relato de anoche, sin ir más lejos, os puedo mostrar lo que digo. Me fui a dormir acongojado. Me sentía culpable de recibir la ayuda económica de mis padres en estudios que ni siquiera estoy seguro de si necesito (me he matriculado en tres asignaturas de un máster de enseñanza en secundaria), por lo que siento que me prostituyo. La culpabilidad me llevó a la neurosis. La neurosis, a escuchar las canciones deseadas. Las canciones, a confesarme en el papel. La confesión, a comer sin hambre. La comida, al sueño. Tras el sueño, algunas emociones negativas todavía no se habían ido. Se habían quedado rezagadas en su viaje hacia el exterior. Eso me  ha llevado a levantarme de la cama, salir a la calle y buscar la luz. Me dirijo a un parque, pero mis pies me llevan a otro lugar. Doy un paseo por la parte antigua de la ciudad y encuentro una piedra donde sentarme, en la puerta de una casa que tiene un olivo a su lado, así como los símbolos de las tres culturas. (¿Señales? este es otro tema, pero en cualquier caso es un acto de libertad). De ahí sigo caminando hasta la plaza de San Marcos (no sin descansos para observar sin juzgar), y en esa plaza, me espera un músico con su Hang. Disfruto. Pero en algún momento la inquietud llega y entro en un museo que, la verdad, poca quietud me da. Era una huida. Salgo pronto para respirar la luz de nuevo. Este era un acto de prostitución. Esta es la maraña de los dos actos. He aquí mi vida.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Quiero ser humano, no un humano.

Ahí un texto de un día de enfado. Todo pasa, todo vuelve... de todo escapa uno:

Encuentras un trabajo con contrato y todo. Estás en el extranjero. En él, te exigen que seas eficiente. Algo comprensible. Pero llegado el momento, empiezan a presionarte. Da igual tu estado físico, lo importante es que les seas rentable. Al mismo tiempo, en tus ratos libres intentas hacer justicia de algo que te ocurrió unas semanas antes, en otro trabajo. Sentiste que se habían quedado un dinero que te pertenecía pero te dio miedo exigirlo en el momento de cobrar. Les escribes ahora una carta formal, pero ellos no van a hablarte. Pasarán esa agresividad a su súbdito, que era tu superior. Ese súbdito antepondrá la urgencia de mantener su trabajo a tu paz interior. Te dirá que si no eres hombre para ir a verle y todo eso. No, claro que no soy ese tipo de hombre. ¿No me ves?. No si ser hombre es ser agresivo.  No puedo, me da miedo, no soy fuerte. Me da mucho miedo. Me asusta. Aprenderé a defender mis derechos, pero no quiero aprender de vuestra forma. Al menos lo he dicho. He dicho que las cosas no son así.

Justo antes de iniciar este viaje volvía a ver "vínculos" (un cortometraje que rodamos hace unos siete años, disponible en tu tubo escribiendo vínculos Nach), y comprobaba el número de visitas de estos años. Debe ser que la violencia injustificada sigue siendo dolorosa para muchos que todavía intentan entender a razones...y reaccionan, pero si se frustran sus objetivos necesitan de la tan salvadora catarsis del arte. Sí, reaccionamos. Pero a veces sentimos miedo al hacerlo. El miedo sigue siendo violencia, contra nosotros mismos en este caso, autodestrucción. Tú me pasas tu mierda y como yo no quiero o no sé pasársela a otro, me hago daño.

Esto me pasó a mí en aquel trabajo.

Optamos entonces por no luchar. Tendrías que emplear la violencia y ahí alguien como tú tiene todas las de perder.

En el nuevo trabajo, como decía, la agresividad se materializa en presión aderezada con voces vacías. Estas nos hacen a todos correr, aceptar órdenes, caminar como si tuviésemos un petardo en el culo, y algo peor: arremeter contra nuestros propios compañeros por razones de muy poco peso. ¿Y si no fuese nuestra ineptitud general sino sus frustraciones transmitidas a nosotros, "inferiores", las que nos están haciendo actuar así?. Parece que varios nos planteamos esto, pero nadie lo dice. Nadie tiene valor de pararse a expresarlo. Tampoco mucho tiempo. Te exigen saberlo todo desde el primer día, y un error es un delito. Los propios compañeros (en esta ocasión una española, de esas madrileñas que se creen que competir es la misión vital y que después de Madrid sólo está Nueva York,  Barcelona es muy provincia para ella... ) te intentan hundir cuando les pareces pacífico, luchador, o incluso un "pasota" ante los sinsentidos que se dan en el mundo laboral. Nosotros, intentamos estar de vuelta de eso. Pero a veces nos supera. Nos duele la espalda y la barriga y queremos mandar todo a la mierda. A los pocos días los jefes empiezan a comprender algo, comienzan a notar que cuando no te gritan, efectivamente el trabajo sale bien. Comprenden que tu bloqueo mental venía de su presión absurda. Que tu inglés no era tan malo, simplemente con sus gritos no podrías contestar a los clientes ni siquiera en tu lengua materna. Quizá puedan ganar más dinero si te tratan con algo más de educación. Entonces aflojan, y notan que puedes hacer el trabajo como se espera. Apenas ha pasado el tiempo y ya conoces el complejo menú, los laberintos del hotel y hasta respondes al teléfono sea cual sea el acento inglés que salte al otro lado, incluso si quien llama está enfadado y necesita saber algo sobre lo que no tienes ni idea, pues has aprendido por ti mismo hasta a suponer cuales pueden ser las soluciones a los problemas que deberían responder otros. Todo bajo control, podemos relajarnos, ya eres eficiente. Pero un "perdón" no nos vendría mal. Sí, tan solo uno de esos tantos británicos "sorries", honesto o no, con o sin sentido, que ellos han debido escuchar muchas más veces que tú desde que llegaran al Reino Unido. Lo que pasa es que para ellos no hay nada que perdonar. Eres, "literally", un trabajador casual y así aprendieron ellos. No dan cabida a otras sensibilidades, a otras miradas, a otros sentires.

Afortunadamente, y aún dolido, sé que en mi entorno los que hemos sufrido esto sabemos también reírnos de ello(s) y somos conscientes de que estar aquí no es nuestro objetivo vital. Tenemos la suerte de contar con ciertos apoyos si queremos regresar.

Yo sigo con mi camino, porque no quiero ser duro, ni de piedra. Vuelvo a casa. Me llevo buenos recuerdos, amigos que como tal han estado ahí en los momentos más difíciles. Afortunadamente, aunque esto me ha hecho heridas jodidas, acabarán cicatrizando. Yo solo quiero ser humano, sencillamente. Quien quiera ser "un" humano, allá él. Yo me bajo de esa histeria global.

martes, 2 de junio de 2015

Entrevista




ALFONSO DEL VALLE (Cantautor):
“Si hablo del amor es en otro plano, no en el  normal y corriente"

   Alfonso en uno de los shows que ofrece semanalmente en La Sala.
Fotografía: José Antonio Cabrera Oliva (Fenix Fotografia)

Alfonso del Valle es un reconocido compositor sevillano que actualmente lleva La Sala, un espacio escénico en la Plaza del Pumarejo (Sevilla). En este local, donde casi todos los días se pueden disfrutar actuaciones de cantautores y poetas locales y nacionales, es donde Alfonso tiene un show cada noche de los miércoles. Ese día de la semana Alfonso vuelve a interpretar sus canciones más míticas a petición del publico más entusiasta. En esta entrevista Alfonso nos habla de 8.0, su ultimo disco, en el que han colaborado los rostros mas conocidos de la nueva canción de autor sevillana. Sus comienzos, su trayectoria, su forma de vivir la música, sus amigos y sus letras...son algunos de los temas a los que también nos hemos acercado.

Me gustaría saber cómo te tomas "el arte de la canción" y compararlo con la forma en que generalmente se toma actualmente. ¿Ha cambiado mucho respecto a hace unos años?
Sí, ha cambiado a grandes rasgos y prácticamente para la mayoría de la gente que se dedica a esto, aunque sigue habiendo gente que se lo toma de la misma manera que antes. Cuando yo empecé en esto creo que una de las grandes diferencias entre ser cantautor y compositor estaba en los planteamientos comerciales. Entonces jamás me plantee si iba a vender una entrada, simplemente hacía canciones y quería contar cosas; y sigue así mi filosofía, en eso yo no he cambiado. Entonces, había alguno que se llamaba "cantautor" que cuando componía ya pensaba en si iba a sonar en la radio, qué tenía que ponerle, qué iba a hacerle... mientras que a la mayoría de cantautores propiamente dichos no les preocupaba eso, y ahora para la inmensa mayoría de los que hacen canciones es como una vía más de conseguir un trabajo o de conseguir dinero: “yo tengo esta posibilidad  con la que  más o menos me apaño, tengo una guitarra que es el instrumento por excelencia de España, hago tres o cuatro versos...  así que yo le puedo sacar rentabilidad a esto”.

¿Y crees que eso provoca que haya "menos piña"?
Es que hay ya una competencia; entramos ya en negocio, en producto, dinero. Otra cosa.

8.0, tu último trabajo, cuenta con la colaboración de músicos actuales, cantautores sevillanos muy conocidos como Chiqui Calderón, Lena Carrilero, Fran Mariscal... me gustaría saber cómo fue esta experiencia.
Las personas que yo reuní  para grabar el 8.0 son gente afín, personas de más o menos mi misma filosofía...a Lena la tienes aquí sin cobrar un pavo, a Fran también...que  todos los miércoles está tocando conmigo. Por ello fue guay la experiencia, en el sentido de que son gente que yo venía conociendo desde La Estación [el anterior bar referente de encuentros cantautores de Sevilla]. A Lena, por ejemplo, la vi creo que la primera vez que se atrevía con una guitarra, cuando se vino de Almería con una amiga, con 16 años. Era una de las primeras veces que cantaba en público. Son gente a la que he visto evolucionar y quería que eso se reflejase en el disco.

Háblame un poco de La Sala. ¿Qué significa para ti?
¿Aparte de marrón, no? (risas). La sala es una continuación de la labor que ya venía haciendo en La estación, la cual tuve que romper por cuestiones emocionales con la persona que llevaba aquello, y la verdad es que a mí me molaba mucho poner a disposición un sitio donde se hicieran cosas que me gustan y donde la gente se sintiera a gusto, tanto entre el público como en el escenario. Es parte de mi filosofía.



"yo quiero buscarle más vueltas de tuerca a todo."



Cuando se suben a La Sala los nuevos talentos y escuchas sus temas, ¿ves que traten de lo mismo de lo que tú querías hablar?
Yo he hablado de todo. Empecé a cantar con 16 años, estamos hablando del 74... En el 74 todavía vivía Franco y lógicamente la temática, lo que me transmitía el grupo social en el que vivía, era la lucha social por una libertad; y entonces empecé haciendo canción protesta. Lo raro era hacer una canción que fuera de amor, porque con 16 años me preocupaba a mí más aquello que otra cosa...estaba en la calle, se palpaba... yo  estaba en el instituto e iba a manifestaciones, correteaba delante de los grises que iban con los caballos tirando pelotas de goma... eso era lo que me rodeaba. Después he seguido haciendo canciones compaginando temas; no sé si  me preocupa mucho la sociedad en que vivo o si es que llevo en la sangre el ponerme delante de los débiles , y prefiero denunciar cosas que hacer una canción de amor así porque sí, porque  todos hemos follao' y sabemos lo que es eso, pero yo quiero buscarle más vueltas de tuerca a todo: si hablo del amor es en otro plano, no el plano normal y corriente...




"Prefiero denunciar cosas que hacer una canción de amor así porque sí"



Y en qué momento, si lo hubo, te dices "yo lo que hago puede llegar a más gente, voy a ponerme la etiqueta de cantautor"
En el 95.

¿Qué pasa entonces?
Que fui a un concierto de Pedro Guerra en el FunClub. Llevaba como dos meses sonando en la radio una "cancioncita" con la que a mí me hacían las orejitas así  [se sacude las orejas] cada vez  que la escuchaba.  No éramos ni treinta personas. Siempre que la escuchaba  pensaba:  [sorpresivo] “¿y este tío? , era la primera vez que venía a Sevilla con su disco, con El Golosina, y desde el principio hasta el fin me estaba dando vueltas la idea de que eran un tipo de canciones muy parecidas a las que yo hacía y que yo las mías no me atrevía a cantarlas porque creía que a nadie le importaba lo que pensara de las cosas. Fue un momento en que yo estaba de capa caída, de hecho cantaba muy poco...entonces el verlo a él y comprobar cómo conseguía la implicación de la gente en el concierto, con los poquitos que estábamos allí pero era como si estuviéramos todos agarrados  de la mano...vi claro que tenía sentido el coger esas canciones que yo no le había cantado a nadie, y a partir de ahí empezar a movilizarme. Organicé un proyecto común para que no  dependiera sólo de mí,  localicé a tres cantautores  más o menos afines a mí y empezamos a cantar semanalmente los cuatro juntos en un sitio que se llamaba Café Sevilla. De ahí nos echaron al segundo mes por un vecino que protestó y con las mismas nos fuimos a La Carbonería, y empezamos allí con otro proyecto. El primer año fue de nadie, de cuatro gatos, hasta un crecimiento importante. Allí no faltaba gente porque hay  muchos de paso, mucho guiri...y gente que se va acoplando;  pero aún así llegar allí a la hora de montar y ya tener gente, al final de la temporada, para nosotros fue un gran logro. Después se desvincularon algunos, llegaron otros... y en ese momento recaló allí Joaquín Calderón, que en esa primera temporada un día me preguntó si podía cantar "una cancioncita", pero ya se quedó; entonces se fueron yendo otros y al final nos quedamos prácticamente Joaquín y yo. Traíamos colaboraciones de uno y otro en ese primer año. El siguiente también éramos prácticamente él y yo y en ese año grabé el disco En la carbonería. El tercer año ya empecé a tener yo solo mi día semanal.

Y cuando ves que empiezas a conquistar al público de Sevilla interesado en la música de autor, ¿no te planteas salir, irte a otras ciudades?
Yo sabía que el 97 era  el momento. En el 97 estaba Madrid que estallaba en esto. De hecho en el 97 salió Ismael Serrano y antes, Pedro Guerra, Javier Álvarez y Paco Bello. Esos salieron en el 95. Después siguió la efervescencia a través de las discográficas, que  en aquel tiempo funcionaban porque vendían discos... cuando a alguien le funcionaba un producto el otro tenía que tener la nómina de productos con algo semejante.  Por eso estaban como locos buscando cantautores. Allí salió Ismael Serrano, por ejemplo. Yo a él lo conocí en el 96 y no tenía demasiado norte, la verdad. Ni de por dónde acoplarse a una grabación. Después tuvo suerte, coincidió con  ciertas personas o estuvo en el momento adecuado, en el  sitio adecuado... lo que fuera.  El caso es que sacó su primer disco en el 97, y en ese año también salió Tontxu, Rosana... y todo eso se cocía en Madrid.

¿Y entonces te fuiste?
Me fui, pero me fui ya tarde, en la temporada del 98 y 99, a un bar en el que no habían hecho antes actuaciones, que era el único disponible para ir semanalmente. Estuve cantando allí pero lo único que conseguí reunir fue a 30 personas.

¿Crees que pudo ser porque la música de autor de esta parte de Andalucía tiene una personalidad  muy particular?
¿El por qué de que hubiera 30 personas? No, si en aquella época yo iba al Libertad 8 y aunque no tenía público porque no estaba viviendo allí, ni tenía un disco sonando en la radio ni nada, por lo que aquello era tremendamente complicado, aún así la gente entraba y flipaba en colores, porque era algo totalmente diferente a lo que venían haciendo otros allí.


El humor en tu obra no falta. Contigo queda claro que se puede hacer música de autor sin hacer dramas  
Es que el humor no falta en mi vida. Mi pensamiento en eso es que hay que ser coherente, yo se lo digo a todo el mundo, se lo digo a este [se refiere a Fran Mariscal, quien nos acompaña en la entrevista] y a Joaquín: "si yo hablando contigo me meo, y con tus cosas también, ¿tú por qué te pones místico en  todas tus canciones?". Yo creo que en esto si no eres tú mismo no dejas que salga una parte de tu personalidad. Eso no deja salir lo que realmente eres.

Es decir, que para ti no hace falta crearse un personaje paralelo a tu personalidad para ser cantautor...
Es que no sé hacerlo. Inventarme un personaje, vivirlo y asumirlo: no sé hacerlo.

La escena de cantautores y poetas en Sevilla se respira muy viva, tanto en cantidad como en calidad: ¿propondrías algo que mejorar como podría ser organizarse formalmente?
Yo pienso que organizarse no tiene sentido; ya se ha intentado montones de veces, yo vengo de vuelta de eso, como son las asociaciones de cantautores... eso sirve de bien poco. Entendería una asociación de amantes de la canción de autor para intentar aunar fuerzas entre todos, conseguir espacios, conseguir subvenciones y traer a alguien que no se podría traer de otra manera y disfrutarlo así en persona. Pero las experiencias que yo he tenido es que al final es una "merienda de negros" y que todo el mundo se intenta aprovechar de que está en una asociación para beneficiarse, en el sentido de buscarse actuaciones, o para estar de teloneros de cuando se trae a alguien… yo creo que al final eso termina como el rosario de la aurora. Lo que funciona es el buscarse la vida, y al que no vale, esto no le funciona jamás...

En cuanto a los canales de difusión que hay ahora, ¿qué opinión te merecen?
Los canales de difusión ahora son internet, las redes sociales. Son los que nos quedan. Las discográficas ya estiraron la pata y a la gente le cuesta llevarse los discos incluso regalándolos. Es el directo lo que funciona, junto a las redes sociales: colgar tus canciones para que la gente que quiera escucharlas lo haga. Es  necesario.

Los temas que compusiste hace una o dos décadas te han vuelto de alguna manera, ya que todos los miércoles tienes un show donde los recuerdas a petición de tu público. ¿Cómo vives esa vuelta?
Yo los recuerdo perfectamente, ahora son canciones mías, que he hecho yo; pero ni mucho menos puedo sentir cantándolas lo mismo que sentía en su día. Realmente, lo que me gustaría es cantar las canciones que hago ahora, pero entiendo que debo hacer esto.

Tu música actual, ¿en qué se diferencia?
Es que ha ido cambiando, no es que haya cambiado ahora mismo. Lo que yo he hecho ha ido en evolución. Tampoco entiendo que la gente se pase la vida haciendo 20 años lo mismo. Y les funciona, pero yo haciendo lo mismo me aburro. Necesito ritmos nuevos, maneras nuevas de decir cosas, ir investigando

Y ahora mismo de quién bebes
Ahora mismo bebo muy poco porque no tengo tiempo de na’. No tengo tiempo casi ni de pearme en la bañera (risas), con lo cual "no salen las pompitas".

¿La gente que viene a La Sala te influye?
Claro, indiscutiblemente. Cualquier persona que venga  a La Sala te sugiere climas, te sugiere ambientes. Carvajal  tiene un tema que tiene un ritmazo que lo clava. Siempre hay "cositas" en las  que te fijas que te llaman la oreja; y supongo que de todo eso bebes aunque tú no quieras, y después cuando haces una canción te sale algo parecido y dices: “¿y esto?”

Por último, me gustaría que me hablases de cómo es la experiencia de componer para ti
En cualquier lao', esto no tiene regla fija. Ahora mismo puedo estar hablando contigo y me está viniendo una frase y digo “mmmm, a esto le tengo que hincar el diente” y voy cavilando en la rima de esa frase... y cuando menos me lo espero me encuentro con un estribillo.

¿Se piensa a la vez en la letra y la música?
Todo esto no sirve como regla para todos; aquí cada cual tiene la suya. En mi caso, me viene la música del estribillo y la letra al mismo tiempo, y a partir de ahí ya relleno la canción. Si analizas los estribillos míos prácticamente en ellos está la idea de la canción, casi que no haría falta nada más. El estribillo no es una simple frase, sino que dice prácticamente todo lo que cuenta la canción. El resto es introducir hasta llegar hasta esa idea, y después creas segunda parte; pero básicamente el estribillo es lo potente. Es lo gordo, donde lo quiero decir todo; pero esa es mi manera.