miércoles, 26 de marzo de 2014

Entrevista: Marilene Santana

Entrevisté a una persona especial por sencilla, con quien tuve un encuentro único que nos dio la oportunidad de hablar y reflexionar sobre su propia vida y, derivado de ello, sobre la emigración y la cultura brasileña y española. Se llama Marilene y guarda una gran sonrisa que hoy nos regala.

MARILENE  SANTANA (inmigrante brasileña): "No hay edad para emigrar si tienes una razón para hacerlo"


Marilene Santana es una mujer tranquila, pacífica y soñadora que desprende un gran amor hacia los que le rodean.  En un momento de su vida  se dio cuenta de que quería probar suerte en un nuevo lugar y tener experiencias distintas,  pese a su estilo de vida organizado y hogareño. Entonces decidió salir de Brasil e instalarse en Cuenca.


Buenas tardes guapísima. Me gustaría que nos contases un poco qué razones te llevan a venir hasta España y si era algo que tenías premeditado o fue algo improvisto
Todo empezó así. Tengo una amiga de la escuela que vive en España desde hace 12 años. Siempre manteníamos el contacto porque era una íntima amiga. Pero siempre que me hablaba, sinceramente ella no me hablaba bien de España, aunque sí de su marido y de cómo eran las parejas en España. Me dijo “me encanta que en España las parejas que están mucho tiempo unidas siguen caminando de la mano”. Yo ya había criado a mis hermanos (éramos diez, la mayor murió y yo me quedé con la responsabilidad del resto y de mis sobrinos). Yo tenía un trabajo estable, entonces ¿qué me faltaba? Encontrar una pareja. La encontré y era español.

Vienes de una ciudad que se llama Belo Horizonte… ¿no es así?
En realidad yo nací en Bahía, pero a los 11 años me fui a vivir a Minas Gerais, Belo Horizonte, y sí, de allí he venido.

Y tus recuerdos de pertenencia,  ¿son de Minas Gerais, o son los de la infancia en Bahía?
Mis recuerdos infantiles y gusto de comida son de Bahía; pero ya mi adolescencia y los recuerdos de mi vida adulta son de Belo Horizonte. Entonces, de los dos.

Entonces has vivido en estas dos ciudades brasileñas ¿alguna otra?
No, he conocido otras ciudades viajando,  pero vivir no

Marilene en un frío día conquense /
GERARDO RUBIO

Y en España, ¿Por qué eliges Cuenca?
Mi marido me dijo que podíamos vivir en el pueblo (Castillo de Garcimuñoz) o Cuenca, ya que teníamos espacio en los dos sitios, pero por la opción del trabajo y podernos moverse más, a pesar de cómo está la cosa, elegimos Cuenca; aunque me encanta estar en el pueblo. Pero Cuenca tiene su encanto, y es linda, y aquí estás en contacto directo con la naturaleza, con la gente…

Me gustaría saber qué es lo que te hace sentir más feliz en España
Primero mi marido,  que es un encanto de hombre, segundo su familia y sus amigos, y después de eso, la seguridad; me gusta mucho la seguridad.

¿Qué es lo más difícil de llevar?
El no tener un trabajo, porque voy haciendo trabajitos pero no tengo uno fijo y eso es lo más difícil; porque por la distancia de mi familia no sufro pues lo he dado todo por ellos, cada minuto de mi vida lo he dedicado a mis hermanos y a mis sobrinos.  Entonces, como lo has dado todo, no te arrepientes cuando estás feliz; y con Internet, Skype… estoy siempre en contacto con ellos.

¿No has tenido desde que has llegado un trabajo estable?
Tengo un trabajo desde hace tres años pero voy por horas.

El hecho de tener los papeles totalmente en regla te da seguridad pero al mismo tiempo podría producirte miedo el poderlos perder… ¿es así?
No, eso no me preocupa por el momento.

¿Qué extrañas más de Brasil?
Mi familia, las reuniones con ellos cada fin de semana; y las comidas, aunque en España gracias a Dios ahora con “la globalización” se pueden conseguir muchas cosas, entonces si siento falta de algo en especial como una fruta o algo así lo consigo en Madrid o Barcelona. Pero en general, la familia. La fiesta no tanto porque yo nunca he sido muy festera, además de que vivía en Minas Gerais que es de interior.

Marilene, ¿Te gustaría algún día poder ir con más frecuencia a Brasil?
Sí, eso sería interesante, pero es complicado porque es un país que está muy lejos y el viaje es muy caro, entonces cada vez que vamos, queriendo o no, es un desembolso.

¿Qué cosas crees que tienen en común la cultura española y la brasileña?
Aquí hay fiestas, hay alegría, hay apertura, las personas te reciben bien. En mi caso, al haber sido introducida por mi marido que es español, tal vez eso lo facilite; pero pienso que en general las personas aquí son abiertas como allí. Trabajando con personas mayores lo he comprobado.

¿Y qué cosas crees que son más diferentes?
La comida es un shock. Son muchos sabores distintos a los que me adapté así como a la manera de comer, pero de cualquier forma es un shock. En Brasil, la gente de clase media-baja somos de plato único, y aquí muchas veces cuando voy a un restaurante me choca que cualquiera come un primer plato, después un segundo plato… eso me sorprende. Se toma excesiva comida.

¿Crees que hay una edad para migrar?
Depende de los sueños. Si tienes una razón para hacerlo no hay edad para emigrar, aunque a la vez es complicado si no tienes una economía  hacerlo en una edad más avanzada, porque puedes encontrar problemas de trabajo. En la mayoría de los países llegando a una cierta edad se espera que tengas un trabajo concreto. Pero si tú tienes un sueño y unas condiciones para mantenerte, no hay edad. Ir por aventura pienso que es complicado.

En tu caso, ¿tenías las cosas planeadas?
En mi caso vine con cierta seguridad, sabiendo que iba a tener mi pareja e iba a tener cierta estabilidad.  A la vez tengo una reserva  en mi país porque tengo trabajo si deseo volver; y casa, por tanto venía con cierta seguridad y sin miedo; por amor y preparada para volver si hacía falta.

Después de cuatro años aquí puede decirse que tienes una idea de la forma de actuar y de ser en España. En base a ese conocimiento, ¿crees que a los españoles les va a ser más difícil adaptarse a Brasil de lo que es para los brasileños que viene aquí?
No, no les será difícil porque el brasileño es muy abierto a las culturas, a la gente, entonces creo que no.

Me gustaría saber si querrías seguir en España muchos años o si le has cogido el gusto al cambio
Yo soy muy tranquila, muy cómoda, por así decirlo. No sé si es bueno o malo… me gustaría viajar mucho pero me gusta estar viviendo aquí.... aunque no lo sé.  ¿La vida dirá?  Sí, la vida dirá.

Para terminar, te pediría una canción que te guste especialmente para que la compartamos con los lectores
Me encanta esta canción desde muy pequeña:

https://www.youtube.com/watch?v=tHkDVrNjbVw#t=189




miércoles, 12 de marzo de 2014

Reflexiones: Está naciendo un mundo nuevo


El título de esta opinión viene de la letra de una canción. Está naciendo un mundo nuevo. ¿Alguien no lo ve? En éste, caminar será la actividad primera, la que nos lleve a cualquier lugar. Y habrá que caminar en distintas direcciones cual antiguo mercader. Hay tantos caminos posibles que se pueden caminar momentáneamente que, ¿por qué elegir uno anticipadamente? Somos una generación hija del miedo a lo desorganizado, a lo pobre, a lo caótico. Y ahora nos encontramos con las ruinas de lo organizado, de lo rico y de lo ordenado de frente; hundidos en ellas, y nos decimos "pues no es para tanto". También somos una generación sobreeducada que a los veinticinco años puede tener un puñado de amigos en medio globo y varios títulos universitarios y con ello no saber absolutamente nada o quizá saberlo absolutamente todo. Podemos elegir mañana mismo la segunda opción. ¿Cómo? Uniéndonos todos para hacer algo con esa interconexión global. Pero "¿el qué?" nos preguntamos con frecuencia.

Mi esencia me responde que hagamos un poquito de música, un poquito de cine, un poquito de trabajo intelectual e incluso industrial. Y con todo eso, ¿qué sale? Pues pienso que algo nuevo podremos contar, a algún sitio diferente llegaremos.

Generaciones atrás hubiésemos sido adultos hechos y derechos a esta edad; con los problemas derivados de una vida prefijada y marcada ¿nuestro reto en cambio? crear una nueva vida. Y muchos de mis amigos tienen miedo, y yo mismo... pero tenemos miedo, ¿a qué y por qué? lo que llega no es una nueva era que nos está esperando. Es una nueva era que nosotros construiremos a través de nuestras mentes y nuestras manos conectadas.

Y para construir esa era quizá haya que probar -y vuelvo al comienzo- todos los caminos posibles. Aquellos que otros marcaron hace años y que se fueron borrando con el paso del tiempo y ahora toca redescubrir, esos otros fríos y artificiales que se impusieron como lluvia caída de una nube oscura o de un dios castigador pero que si recorremos bien tal vez comprobemos que algo de calor o enseñanza encierran, y por último estos otros nuevos, creados por nosotros mismos. Olvidemos la norma de la edad y de lo que debería ser. Por primera vez nosotros inventaremos nuestros propios deberías. La edad, y lo digo con la mayor certitud que encuentro (y hasta esa palabreja es novedosa para mí), está aquí pero ya no es la misma ni significa nada, ni por fuera  ni por dentro. Ya no... pues las metáforas que han estado ahí durante siglos han caído para siempre.  No simbolizan lo mismo que simbolizaron.

Son todas esas cosas que no se esperan de nosotros, que "no deberían ser" las que cambiarán el mundo, todas esas cosas que ya los buenos estamos intentando hacer y vamos a seguir haciendo. Pero "¿qué cosas son esas?" os preguntaréis. Qué va a ser, pues la solidaridad, la música, la escucha del otro, la comprensión, la colaboración, la risa honesta. ¿Y qué otras cosas deberíamos dejar de hacer? La esclavitud al dinero, los antidepresivos, el estrés, quizá la ciudad sin aire puro y sin bicicletas. Un comienzo para conectar todo esto: el intercambio. El trueque es un ideal que salvará el mundo. Estamos más que preparados todos, dicen por ahí, para hacer de todo, y por eso podemos intercambiarlo todo. Realizar esa actividad conocida como compartir e intercambiar que le es tan reconfortante al ser humano -ya lo dice el libro de las caras: share it!- pero traspasando -a la vez que acabando de completar- el mundo de la virtualidad y superando el de la superficialidad infructífera (la otra creo que es buena y necesaria y muy divertida). Pero no se trata de un simple trueque material, ni siquiera del trueque encubierto que todos realizamos al acudir a un bar para dar la chapa a un amigo o al camarero sexy; va más allá. Es algo animal, sexual y espiritual. Se trata de reconocer que somos sólo trueque.

MUERDO (un mundo nuevo): http://www.youtube.com/watch?v=wlseqCaCc4A