martes, 2 de junio de 2015

Entrevista




ALFONSO DEL VALLE (Cantautor):
“Si hablo del amor es en otro plano, no en el  normal y corriente"

   Alfonso en uno de los shows que ofrece semanalmente en La Sala.
Fotografía: José Antonio Cabrera Oliva (Fenix Fotografia)

Alfonso del Valle es un reconocido compositor sevillano que actualmente lleva La Sala, un espacio escénico en la Plaza del Pumarejo (Sevilla). En este local, donde casi todos los días se pueden disfrutar actuaciones de cantautores y poetas locales y nacionales, es donde Alfonso tiene un show cada noche de los miércoles. Ese día de la semana Alfonso vuelve a interpretar sus canciones más míticas a petición del publico más entusiasta. En esta entrevista Alfonso nos habla de 8.0, su ultimo disco, en el que han colaborado los rostros mas conocidos de la nueva canción de autor sevillana. Sus comienzos, su trayectoria, su forma de vivir la música, sus amigos y sus letras...son algunos de los temas a los que también nos hemos acercado.

Me gustaría saber cómo te tomas "el arte de la canción" y compararlo con la forma en que generalmente se toma actualmente. ¿Ha cambiado mucho respecto a hace unos años?
Sí, ha cambiado a grandes rasgos y prácticamente para la mayoría de la gente que se dedica a esto, aunque sigue habiendo gente que se lo toma de la misma manera que antes. Cuando yo empecé en esto creo que una de las grandes diferencias entre ser cantautor y compositor estaba en los planteamientos comerciales. Entonces jamás me plantee si iba a vender una entrada, simplemente hacía canciones y quería contar cosas; y sigue así mi filosofía, en eso yo no he cambiado. Entonces, había alguno que se llamaba "cantautor" que cuando componía ya pensaba en si iba a sonar en la radio, qué tenía que ponerle, qué iba a hacerle... mientras que a la mayoría de cantautores propiamente dichos no les preocupaba eso, y ahora para la inmensa mayoría de los que hacen canciones es como una vía más de conseguir un trabajo o de conseguir dinero: “yo tengo esta posibilidad  con la que  más o menos me apaño, tengo una guitarra que es el instrumento por excelencia de España, hago tres o cuatro versos...  así que yo le puedo sacar rentabilidad a esto”.

¿Y crees que eso provoca que haya "menos piña"?
Es que hay ya una competencia; entramos ya en negocio, en producto, dinero. Otra cosa.

8.0, tu último trabajo, cuenta con la colaboración de músicos actuales, cantautores sevillanos muy conocidos como Chiqui Calderón, Lena Carrilero, Fran Mariscal... me gustaría saber cómo fue esta experiencia.
Las personas que yo reuní  para grabar el 8.0 son gente afín, personas de más o menos mi misma filosofía...a Lena la tienes aquí sin cobrar un pavo, a Fran también...que  todos los miércoles está tocando conmigo. Por ello fue guay la experiencia, en el sentido de que son gente que yo venía conociendo desde La Estación [el anterior bar referente de encuentros cantautores de Sevilla]. A Lena, por ejemplo, la vi creo que la primera vez que se atrevía con una guitarra, cuando se vino de Almería con una amiga, con 16 años. Era una de las primeras veces que cantaba en público. Son gente a la que he visto evolucionar y quería que eso se reflejase en el disco.

Háblame un poco de La Sala. ¿Qué significa para ti?
¿Aparte de marrón, no? (risas). La sala es una continuación de la labor que ya venía haciendo en La estación, la cual tuve que romper por cuestiones emocionales con la persona que llevaba aquello, y la verdad es que a mí me molaba mucho poner a disposición un sitio donde se hicieran cosas que me gustan y donde la gente se sintiera a gusto, tanto entre el público como en el escenario. Es parte de mi filosofía.



"yo quiero buscarle más vueltas de tuerca a todo."



Cuando se suben a La Sala los nuevos talentos y escuchas sus temas, ¿ves que traten de lo mismo de lo que tú querías hablar?
Yo he hablado de todo. Empecé a cantar con 16 años, estamos hablando del 74... En el 74 todavía vivía Franco y lógicamente la temática, lo que me transmitía el grupo social en el que vivía, era la lucha social por una libertad; y entonces empecé haciendo canción protesta. Lo raro era hacer una canción que fuera de amor, porque con 16 años me preocupaba a mí más aquello que otra cosa...estaba en la calle, se palpaba... yo  estaba en el instituto e iba a manifestaciones, correteaba delante de los grises que iban con los caballos tirando pelotas de goma... eso era lo que me rodeaba. Después he seguido haciendo canciones compaginando temas; no sé si  me preocupa mucho la sociedad en que vivo o si es que llevo en la sangre el ponerme delante de los débiles , y prefiero denunciar cosas que hacer una canción de amor así porque sí, porque  todos hemos follao' y sabemos lo que es eso, pero yo quiero buscarle más vueltas de tuerca a todo: si hablo del amor es en otro plano, no el plano normal y corriente...




"Prefiero denunciar cosas que hacer una canción de amor así porque sí"



Y en qué momento, si lo hubo, te dices "yo lo que hago puede llegar a más gente, voy a ponerme la etiqueta de cantautor"
En el 95.

¿Qué pasa entonces?
Que fui a un concierto de Pedro Guerra en el FunClub. Llevaba como dos meses sonando en la radio una "cancioncita" con la que a mí me hacían las orejitas así  [se sacude las orejas] cada vez  que la escuchaba.  No éramos ni treinta personas. Siempre que la escuchaba  pensaba:  [sorpresivo] “¿y este tío? , era la primera vez que venía a Sevilla con su disco, con El Golosina, y desde el principio hasta el fin me estaba dando vueltas la idea de que eran un tipo de canciones muy parecidas a las que yo hacía y que yo las mías no me atrevía a cantarlas porque creía que a nadie le importaba lo que pensara de las cosas. Fue un momento en que yo estaba de capa caída, de hecho cantaba muy poco...entonces el verlo a él y comprobar cómo conseguía la implicación de la gente en el concierto, con los poquitos que estábamos allí pero era como si estuviéramos todos agarrados  de la mano...vi claro que tenía sentido el coger esas canciones que yo no le había cantado a nadie, y a partir de ahí empezar a movilizarme. Organicé un proyecto común para que no  dependiera sólo de mí,  localicé a tres cantautores  más o menos afines a mí y empezamos a cantar semanalmente los cuatro juntos en un sitio que se llamaba Café Sevilla. De ahí nos echaron al segundo mes por un vecino que protestó y con las mismas nos fuimos a La Carbonería, y empezamos allí con otro proyecto. El primer año fue de nadie, de cuatro gatos, hasta un crecimiento importante. Allí no faltaba gente porque hay  muchos de paso, mucho guiri...y gente que se va acoplando;  pero aún así llegar allí a la hora de montar y ya tener gente, al final de la temporada, para nosotros fue un gran logro. Después se desvincularon algunos, llegaron otros... y en ese momento recaló allí Joaquín Calderón, que en esa primera temporada un día me preguntó si podía cantar "una cancioncita", pero ya se quedó; entonces se fueron yendo otros y al final nos quedamos prácticamente Joaquín y yo. Traíamos colaboraciones de uno y otro en ese primer año. El siguiente también éramos prácticamente él y yo y en ese año grabé el disco En la carbonería. El tercer año ya empecé a tener yo solo mi día semanal.

Y cuando ves que empiezas a conquistar al público de Sevilla interesado en la música de autor, ¿no te planteas salir, irte a otras ciudades?
Yo sabía que el 97 era  el momento. En el 97 estaba Madrid que estallaba en esto. De hecho en el 97 salió Ismael Serrano y antes, Pedro Guerra, Javier Álvarez y Paco Bello. Esos salieron en el 95. Después siguió la efervescencia a través de las discográficas, que  en aquel tiempo funcionaban porque vendían discos... cuando a alguien le funcionaba un producto el otro tenía que tener la nómina de productos con algo semejante.  Por eso estaban como locos buscando cantautores. Allí salió Ismael Serrano, por ejemplo. Yo a él lo conocí en el 96 y no tenía demasiado norte, la verdad. Ni de por dónde acoplarse a una grabación. Después tuvo suerte, coincidió con  ciertas personas o estuvo en el momento adecuado, en el  sitio adecuado... lo que fuera.  El caso es que sacó su primer disco en el 97, y en ese año también salió Tontxu, Rosana... y todo eso se cocía en Madrid.

¿Y entonces te fuiste?
Me fui, pero me fui ya tarde, en la temporada del 98 y 99, a un bar en el que no habían hecho antes actuaciones, que era el único disponible para ir semanalmente. Estuve cantando allí pero lo único que conseguí reunir fue a 30 personas.

¿Crees que pudo ser porque la música de autor de esta parte de Andalucía tiene una personalidad  muy particular?
¿El por qué de que hubiera 30 personas? No, si en aquella época yo iba al Libertad 8 y aunque no tenía público porque no estaba viviendo allí, ni tenía un disco sonando en la radio ni nada, por lo que aquello era tremendamente complicado, aún así la gente entraba y flipaba en colores, porque era algo totalmente diferente a lo que venían haciendo otros allí.


El humor en tu obra no falta. Contigo queda claro que se puede hacer música de autor sin hacer dramas  
Es que el humor no falta en mi vida. Mi pensamiento en eso es que hay que ser coherente, yo se lo digo a todo el mundo, se lo digo a este [se refiere a Fran Mariscal, quien nos acompaña en la entrevista] y a Joaquín: "si yo hablando contigo me meo, y con tus cosas también, ¿tú por qué te pones místico en  todas tus canciones?". Yo creo que en esto si no eres tú mismo no dejas que salga una parte de tu personalidad. Eso no deja salir lo que realmente eres.

Es decir, que para ti no hace falta crearse un personaje paralelo a tu personalidad para ser cantautor...
Es que no sé hacerlo. Inventarme un personaje, vivirlo y asumirlo: no sé hacerlo.

La escena de cantautores y poetas en Sevilla se respira muy viva, tanto en cantidad como en calidad: ¿propondrías algo que mejorar como podría ser organizarse formalmente?
Yo pienso que organizarse no tiene sentido; ya se ha intentado montones de veces, yo vengo de vuelta de eso, como son las asociaciones de cantautores... eso sirve de bien poco. Entendería una asociación de amantes de la canción de autor para intentar aunar fuerzas entre todos, conseguir espacios, conseguir subvenciones y traer a alguien que no se podría traer de otra manera y disfrutarlo así en persona. Pero las experiencias que yo he tenido es que al final es una "merienda de negros" y que todo el mundo se intenta aprovechar de que está en una asociación para beneficiarse, en el sentido de buscarse actuaciones, o para estar de teloneros de cuando se trae a alguien… yo creo que al final eso termina como el rosario de la aurora. Lo que funciona es el buscarse la vida, y al que no vale, esto no le funciona jamás...

En cuanto a los canales de difusión que hay ahora, ¿qué opinión te merecen?
Los canales de difusión ahora son internet, las redes sociales. Son los que nos quedan. Las discográficas ya estiraron la pata y a la gente le cuesta llevarse los discos incluso regalándolos. Es el directo lo que funciona, junto a las redes sociales: colgar tus canciones para que la gente que quiera escucharlas lo haga. Es  necesario.

Los temas que compusiste hace una o dos décadas te han vuelto de alguna manera, ya que todos los miércoles tienes un show donde los recuerdas a petición de tu público. ¿Cómo vives esa vuelta?
Yo los recuerdo perfectamente, ahora son canciones mías, que he hecho yo; pero ni mucho menos puedo sentir cantándolas lo mismo que sentía en su día. Realmente, lo que me gustaría es cantar las canciones que hago ahora, pero entiendo que debo hacer esto.

Tu música actual, ¿en qué se diferencia?
Es que ha ido cambiando, no es que haya cambiado ahora mismo. Lo que yo he hecho ha ido en evolución. Tampoco entiendo que la gente se pase la vida haciendo 20 años lo mismo. Y les funciona, pero yo haciendo lo mismo me aburro. Necesito ritmos nuevos, maneras nuevas de decir cosas, ir investigando

Y ahora mismo de quién bebes
Ahora mismo bebo muy poco porque no tengo tiempo de na’. No tengo tiempo casi ni de pearme en la bañera (risas), con lo cual "no salen las pompitas".

¿La gente que viene a La Sala te influye?
Claro, indiscutiblemente. Cualquier persona que venga  a La Sala te sugiere climas, te sugiere ambientes. Carvajal  tiene un tema que tiene un ritmazo que lo clava. Siempre hay "cositas" en las  que te fijas que te llaman la oreja; y supongo que de todo eso bebes aunque tú no quieras, y después cuando haces una canción te sale algo parecido y dices: “¿y esto?”

Por último, me gustaría que me hablases de cómo es la experiencia de componer para ti
En cualquier lao', esto no tiene regla fija. Ahora mismo puedo estar hablando contigo y me está viniendo una frase y digo “mmmm, a esto le tengo que hincar el diente” y voy cavilando en la rima de esa frase... y cuando menos me lo espero me encuentro con un estribillo.

¿Se piensa a la vez en la letra y la música?
Todo esto no sirve como regla para todos; aquí cada cual tiene la suya. En mi caso, me viene la música del estribillo y la letra al mismo tiempo, y a partir de ahí ya relleno la canción. Si analizas los estribillos míos prácticamente en ellos está la idea de la canción, casi que no haría falta nada más. El estribillo no es una simple frase, sino que dice prácticamente todo lo que cuenta la canción. El resto es introducir hasta llegar hasta esa idea, y después creas segunda parte; pero básicamente el estribillo es lo potente. Es lo gordo, donde lo quiero decir todo; pero esa es mi manera.