lunes, 3 de febrero de 2014

Entrevista: Juan Bayón


Juan Bayón (viajero y performer):  "La causa de viajar es encontrar tu origen a la vez que es un canal"
Juan tiene 25 años y es ingeniero químico, pero la vida le está llevando -o él está llevando a la vida- por otros derroteros, como es la música, la performance, o la aventura de los viajes por el mediterráneo. Habla distintos idiomas y toca el clarinete, entre otros instrumentos. Conoce distintos tipos de danzas y se interesa por cualquier manifestación cultural que le parezca auténtica. Sin embargo, no parece que quiera pararse todavía.


Buenos días Juan. Me gustaría hacerte algunas preguntas sobre tu camino, sobre tus inquietudes y tu percepción de la vida. Pero lo primero de todo ¿por qué viniste a Sevilla?
Juan tocando en Los Jardines de Murillo, uno de los rincones
que más le inspiraron de la ciudad hispalense


Vine a Sevilla como a muchos otros lugares, sabiendo que tengo que llegar y que el lugar me dirá por qué. Desde que era pequeño he bajado por tener amigos y familia aquí. Es una tierra cercana que siempre he sentido que me enseña mucho pero al no estar en las grandes rutas europeas cuesta más bajar hasta aquí. Y esta vez vi un concierto en televisión que me estaba atrayendo, dieron una información de una orquesta diciendo que estaría un tiempo en Sevilla haciendo una ópera (se refiere al concierto de la fundación Barenboim Said para el que ha trabajado como voluntario); y bueno, el interés por ver una ópera y el tener amigos en Sevilla y familia cerca para visitar me hicieron sentir que todo conectaba e hice la mochila. 

Has venido a hacer un voluntariado en la organización de una fundación que se dedica a enseñar música en la región mediterránea y especialmente en Oriente Próximo ¿podrías contarnos un poco sobre esta fundación?
Se llama Fundación Barenboim Said. Trata un poco de hacer comunicación entre culturas y pueblos que conviven en Oriente Próximo pero que por los intereses mundiales que hay en esa región no se permite esa convivencia en paz. A través de la música y el diálogo surge esta orquesta de música, con gente israelí, palestina, de Turquía, de España, que va haciendo viajes y conciertos por distintas partes del mundo, no tanto en la zona de Oriente Próximo, aunque sí que hay una escuela en Ramala donde se da música a los chavales de allí, sino en otras partes, tratando de llevar la música como diálogo y unión a muchas partes.

Sabemos que eres un viajero empedernido. Has vivido en Valladolid, donde comenzaste la universidad, también en Valencia, donde finalizaste tus estudios, después en Estambul... ¿y ahora? 
Ahora...tantos lugares que llaman a uno... bueno, Valencia y el mediterráneo en general es lo que he sentido como mi casa, como Turquía, Cerdeña... por el sol, por la forma de estar y compartir, de convivir entre personas...mi idea es estar por allí. Al haber viajado con la música hay varias personas músicas que nos hemos gustado y nos tratamos de buscar cada poco tiempo para seguir compartiendo, por eso también me llama Budapest donde hay varios amigos de las que podría aprender la música como terapia, como masaje, como manera de encontrar tu ritmo, tu bienestar... no solo como sonido que escuchamos por los oídos. Además en estos momentos que vivimos de mucha actividad tanto física como mental, poder escuchar qué ritmo estás llevando, qué tono, a partir de ahí escuchas respuestas a uno mismo. Aprendiendo de ello también estoy.

¿Qué es para ti la música? ¿cómo la vives?
Toco el clarinete. Es un poco el compañero de viaje. A partir de entender la música como algo presente en
todo: en las conversaciones, en la forma de caminar, en la forma de pensar… cualquier acción lleva su música, su ritmo, su tono. Identificando eso uno encuentra que está siempre en armonía con lo que le rodea, bien  objetos, personas, formas de estar...como una óptica desde la que ver la vida de una manera muy bonita que a la vez te da seguridad y fuerza para poder entrar en tus profundidades, dejándote impregnar y enseñar por el canal de vida que es y que somos.

¿Es quizá la música tu núcleo y a partir de ahí vas desarrollando otras artes?
Para mí la música es todo, no es algo apartado que puedes vivir por ello, sino que todo confluye desde la música. Es la forma en la que haces cualquier oficio, ya no solo artístico. Puedes ser ingeniero, albañil, recolector de uvas...cualquier trabajo requiere un ritmo, requiere armonía. La música no solo como lo que  escuchamos por los oídos sino como cualquier cadencia. En cierta forma también estoy interesado en los masajes...cosas que de alguna forma requieren tu equilibrio. En la música a partir del clarinete como que esto es muy palpable, de qué forma fluye el sonido a partir de tu boca, de tus pulmones. Dentro de mí mismo siento en qué energía estoy escuchando la música que improvisadamente sale y de algún modo también escucho la música respecto a las personas que escuchan, pues sientes en qué grado estás tú de equilibrio y también las otras personas que paran para sentir ese aire que estáis compartiendo. 

¿Qué ritmos salen de tu clarinete?
Debido a viajar por Turquía y por Latinoamérica, desde músicas balcánicas, klezmer…que es música judía... bueno, estoy influenciado por toda la zona mediterránea del este; luego me gusta también mucho el flamenco, trato de sentir esa energía, ese coraje. La cumbia es también una gran compañera, que es una forma de bailarle a la vida. Trato de fusionar un poco todo. Va saliendo distinta en cada circunstancia, trato de escuchar un poco todo lo que me rodea y después dejo que entre por los poros, tratando de hacerlo un poco más suave, que uno se deje "masajear" por ese aire.

Y después de la música, o dentro de ella, el baile. ¿Qué es para ti el baile?
Es como una manera de darle forma a la música con el cuerpo. Ese masaje del que hablábamos, extenderlo hacia fuera; no sólo quedárselo dentro para encontrar tu bienestar o armonía sino extenderlo fuera a partir de todo: desde la cabeza, los brazos o las piernas, girando... la danza la entiendo como algo más libre... cuando he estado en cursos de baile de pareja compruebo que el baile es otro trabajo que también es muy bello; es una energía conjunta dejándose llevar por el río a través del equilibrio entre  las dos personas. En bailes grupales también ocurre... es como una forma de unir desde algo muy sencillo, unir a partir del baile de uno mismo;  para mí es como una herramienta con la que es muy fácil integrar.

La idea de integrar, la idea de compartir, la idea de armonía… están en tu visión de la música y el baile. ¿Dónde queda el concepto de sensualidad? ¿está en tu visión de la música?
Es otra cualidad desde la que poder encontrar lo diferente y dejarse inspirar. Para mí la sensualidad viene de esas sensaciones; a partir de una mirada, de un olor, de un tacto que de alguna forma te van abriendo los canales de la creatividad desde la receptividad a lo que te rodea. De alguna forma también desde ese origen del que hablaba, te recuerda algo, te viene de tu pasado escrito en tu subconsciente, te inspira algo vivido que reconoces o no, pero que te da un movimiento, una forma  de estar con lo que te rodea. Y fluir en esa energía,
entrar en ello y escucharlo, no juzgarlo, simplemente sentirlo y observarlo como está surgiendo es una forma de llegar a la profundidad de uno mismo que le aporta saber, le aporta tocar tierra y decir esto es parte de ti. Está muy dentro por lo tanto de esa visión de música, es componente clave en los procesos bioquímicos que integramos y que expresamos.

Juan, ¿cómo definirías las raíces? ¿qué son para ti? Están en un lugar, o lo buscas…
¡Wo! Estuve hasta los doce años en un pueblo de Segovia, Chañe; y luego me fui a la ciudad. Por muchos momentos pienso que el campo es lo que me daría la estabilidad, estar en un lugar más tranquilo; pero a la vez siento como un reto la contemporaneidad de hoy en día en la que muchas personas vivimos en las ciudades y eso requiere que haya un nexo, una forma de estar en la ciudad y desarrollar nuestra paz. Y bueno, en cuanto a la raíz, uno la va descubriendo. Sí me he sentido en Valencia más pleno en cuanto a mis capacidades, cosas que en Valladolid son más difíciles de mostrar, de irradiar; ya sea por el clima, ya sea por nuestra historia, las formas de educar y de mostrarse y estar en Valladolid me resultaban más difíciles, siempre encontraba más jueces... cada persona está más cerrada en sí misma y su grupo… en Valencia y lugares más mediterráneos he encontrado esa capacidad de compartir más flexible. Entonces, como que en  Valencia y el mediterráneo lo he sentido todo más fácil, como más posible. Pero también va viniendo la pregunta de dónde he salido. Esa es una razón de vivir también muy importante para mí: volver a mi familia y compartir lo que uno va aprendiendo fuera. Esas raíces, para mí, son cuidar las personas que eres, las que te han dado la vida y las que les han dado la vida a su vez, remontarse a los ancestros y cuidar y respetar todo eso que uno lleva adentro, sintiendo todas las culturas y filosofías como formas de estar en el mundo, con los aprendizajes determinados de cada una en el momento actual.

Creo que es valiente lo que haces. El ir, el buscarse y también el volver y mostrar quién eres en cada momento. Pero ¿es Valencia la ciudad que te ha dado más libertad, o es Estambul? ¿Qué encontraste en Estambul?
Fue un choque muy grande no sólo por la lengua sino porque es una cultura a priori abierta a occidente pero en base al Islam y otras formas de entender la vida que no conocía. Para mí fue una pedrada en la cabeza bastante grande de abrir una fisura en cuanto a abrirse a otras cosas. Pude ver que la vida puede ser mucho más profunda y más bella dependiendo de cómo uno la esté mirando; tu capacidad de mirarla. Muchas veces en base a personas que le aparecen a uno, en base a momentos que casualmente llegan a ti y que de alguna forma has estado buscando te abren otras ilusiones, paradigmas, dimensiones en tu vida. Para mí fue así vivir en Turquía; tras unos meses de adaptación vinieron otros de muchas preguntas en uno respecto a esa capacidad de mirar; respecto a la arquitectura ¿cómo pueden hacer esas mezquitas tan impresionantes seres como yo? o cómo pueden hacer esas músicas donde hay otros componentes a los que en occidente en los conservatorios no llegamos. De algún modo ves que te han contado la vida de una forma pero hay muchas realidades y cada uno hace la suya. Entonces para mí fue un abrir muchas cosas y por eso tengo ganas de volver para afianzarlas, también por el idioma y por conocer más personas que me cuenten más de mi mismo desde sus experiencias.
  
 Juan, he podido observar estos días que escribías bastante, ¿te has planteado mostrar alguna vez todos esos cuadernos que llevas contigo que supongo recogen algunas de tus experiencias en distintas partes del mundo?
Al vivir muchos viajes, conocer a muchas personas,  y ver que esas vidas son como la tuya: eres hijo o eres padre, eres hombre o eres mujer; dependiendo de la situación... eres muchas formas de estar y compartirlas hace que uno cada vez vea que le va llegando un mensaje de cómo esta viviendo. Para mí es la principal causa de viajar, ese conocerse a sí mismo; y además de para encontrar este origen viajar es también un canal; el viajar supone aportar aire a muchos espacios, rutinas, caminos vitales. Es otra forma de abrir una puerta a las profundidades de la conciencia personal y colectiva, en las múltiples opciones tribales y culturales, viene a ser el papel de los comerciantes de las rutas de hace un tiempo, como dar oxígeno a partes que requieren coger perspectiva, nuevo enfoque, y eso a partir del viajar y compartir viaje, hace que uno vaya aprendiendo en esto del vivir... con uno mismo y con el todo.

Muchas gracias Juan, y que sigan los viajes, la música y el conocimiento.

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